Salinas, Fernando

La Habana (Cuba), 1930 - 1992

Con el inicio del proceso revolucionario cubano en enero de 1959, y durante las últimas décadas del siglo XX, hubo un cambio significativo en los contenidos de la arquitectura del país. En su renovación, Fernando Salinas desempeñó un papel esencial en la búsqueda de una expresión estética y de una formulación ideológica en la gestación de la arquitectura “socialista”. Graduado en 1956 en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Habana (UH), demostró, aún joven, su talento en el campo artístico, y comenzó su trabajo profesional en el estudio de Miguel Gastón, quien lo envió a los Estados Unidos para que colaborara en el proyecto de un hotel que realizaría Philip Johnson en La Habana. Después de una breve actividad independiente con el arquitecto Raúl González Romero, participó en 1960 como profesor en la Nueva Escuela de Arquitectura y en los talleres del proyecto del Ministerio de la Construcción. Su identificación con el sistema socialista maduró su pensamiento, explicitado al asumir el cargo de relator general en el congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), celebrado en La Habana, en 1963. A partir de ello, escribió un texto programático, “La arquitectura revolucionaria del Tercer Mundo” (1965), que obtuvo una gran divulgación internacional. En 1970 dirigió la revista Arquitectura / Cuba y, en 1980, fue nombrado asesor del ministro de Cultura. Poco antes de su repentino fallecimiento, ocupó la presidencia de la Sección de Diseño Ambiental en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). La preocupación por la vivienda popular fue una constante a lo largo de su vida. Desde el proyecto del primer conjunto habitacional –Tallapiedra, en La Habana Vieja (1961)–, buscó alternativas para las soluciones burocráticas y tecnocráticas predominantes en los organismos estatales. Con un grupo de estudiantes concibió el sistema Multiflex, basado en el uso de componentes livianos industrializados que permitían la participación del usuario y que enseguida fue adaptado a las angustiosas necesidades del pueblo vietnamita. En las dos soluciones propuestas obtuvo primeros premios en la UIA de Buenos Aires (1969) y de Madrid (1975), en esta última con la participación de estudiantes de Vietnam. Entre las obras construidas sobresalieron la sede de la embajada de Cuba en México (1977), en la que logró una síntesis creativa entre el lenguaje arquitectónico –relacionado con las transparencias y la levedad características de la tradición caribeña– y la integración de las artes plásticas, con la presencia de obras de los principales artistas de la isla. Salinas constituyó, en sus formulaciones teóricas y edificaciones arquitectónicas, la principal referencia del “diseño ambiental” de la Revolución Cubana.

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por admin Conteúdo atualizado em 04/05/2017 16:55