PT

Partido dos Trabalhadores, Brasil

Partido político de la izquierda brasileña, fundado en 1980 por sindicalistas del ABC paulista, liderados por Luiz Inácio Lula da Silva, militantes de grupos de base de la Iglesia Católica, intelectuales de izquierda (como el crítico literario Antonio Candido y el crítico de arte Mário Pedrosa, los sociólogos Florestan Fernandes, Sérgio Buarque de Holanda y Francisco de Oliveira) y por ex militantes de la izquierda de los años 60 y 70. Se definió como socialista democrático, o sea, anticapitalista, pero sin simpatías por el modelo soviético ni identificación con la socialdemocracia europea. Obtuvo la legalidad en 1981 y la
primera elección en la cual participó fue en 1982, cuando consiguió algunas bancas parlamentarias. Ese mismo año, con un discurso francamente clasista, Lula fue candidato a gobernador de São Paulo, y quedó en cuarto lugar.

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Fundación del PT, convertido oficialmente en partido político el 10 de febrero de 1980, por el Tribunal Superior de Justicia Electoral (Reproducción/www.pt.org.br)

Entre 1983 y 1984, el partido participó activamente de la campaña por las elecciones Directas Ya para elegir el primer presidente civil desde el golpe militar de 1964. Con la derrota de la campaña en el Congreso, el PT se negó a participar de la elección presidencial en el Colegio Electoral, de representación indirecta, que incluía a representantes nombrados por la dictadura. A esa altura, sus militantes dentro del movimiento sindical construían la Central Única de los Trabajadores (CUT), que en menos de dos décadas se transformaría en la mayor central sindical del país.

El partido participó de la Asamblea Constituyente de 1986, para la cual Lula fue elegido con un caudal de votos récord, junto a un número significativo de parlamentarios. Sin embargo, se negó a firmar la nueva Carta Magna porque consideraba que no correspondía a las aspiraciones del pueblo brasileño.

En 1988, el PT conquistó la alcaldía de São Paulo, su mayor victoria hasta ese momento, junto con la alcaldía de Porto Alegre, la capital gaúcha donde había llevado a cabo las políticas conocidas como presupuesto participativo. Al año siguiente, Lula se postuló como candidato para la presidencia de la República, en las primeras elecciones directas después de 26 años, con un programa de democratización social y política del país. El PT recorrió el país en caravanas populares y llegó al segundo turno de votación, cuando Lula unificó a la izquierda y fue derrotado, por un estrecho margen, por Fernando Collor de Mello.

A partir de ese momento, Lula y el PT se dieron cuenta de que la victoria era una cuestión de tiempo y empezaron a prepararse para gobernar Brasil. Lula se alejó de la estructura partidaria y construyó el Instituto de la Ciudadanía, una especie de gobierno paralelo, para preparar políticas alternativas. Comenzó entonces el proceso de autonomía de Lula en relación con el partido, que se acentuaría a lo largo de los años siguientes.

El PT se hizo famoso en los gobiernos municipales (Porto Alegre, São Paulo, Belo Horizonte, Belém y Recife) por la capacidad de priorizar los derechos sociales. El partido se opuso activamente al gobierno neoliberal de Collor, derribado por las denuncias de corrupción, con grandes movilizaciones estudiantiles. Se organizó para la campaña presidencial de 1994 con un programa centrado en dos puntos: justicia social y ética en la política. Sin embargo, como el partido no había construido su interpretación de la realidad ni desarrollado reflexiones estratégicas y programáticas adecuadas a la profundidad de la crisis brasileña, no se dio cuenta de los problemas de agotamiento del modelo económico y del propio modelo de Estado. Fue sorprendido por el plan de estabilización monetaria de Fernando Henrique Cardoso, que, impulsado por el éxito de corto plazo de dicha política económica, superó la inicial tendencia favorable a Lula y triunfó en la primera vuelta electoral sobre el candidato del PT.

A partir de ese momento, el PT reformuló su estrategia, que se orientó hacia una adaptación a la gobernabilidad democrática. Aunque fuera la principal fuerza política de resistencia al neoliberalismo del gobierno de Cardoso, el partido comenzó a adecuar su estrategia y su plataforma incluso dentro de los movimientos sociales, que en gran parte controlaba. Reemplazó el no pago de la deuda externa por la suspensión del pago, después de una auditoría, hasta que finalmente abandonó el tema en 2002, en la campaña electoral en la cual Lula vencería. Dentro del partido, una alianza entre los sectores de centro y de derecha, ideada y ejecutada por José Dirceu –coalición que pasó a llamarse Campo Mayoritario–, consolidó su hegemonía política y organizativa.

La campaña presidencial de 2002 se preparó con el partido dirigido por esa nueva mayoría y con el programa elaborado fuera de la estructura partidaria. A lo largo de la disputa, Lula se distanció aún más de la vida orgánica del partido. Lanzó la “Carta al Pueblo Brasileño” –un compromiso con el capital financiero de que respetaría los contratos– sin discutirla con la dirección partidaria o con cualquier otra instancia del PT, interpretando que había recibido una especie de “carta blanca” del partido para establecer alianzas –no sólo con partidos, sino también con una fracción del capital–, lo que cambió radicalmente el carácter de su candidatura.

La composición del gobierno de Lula confirmó dicha distancia cuando el banquero Henrique Meirelles, ex presidente del Bank of Boston, en ese momento recién elegido diputado federal por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), fue nombrado al frente del Banco Central. José Genoino, elegido para suceder a José Dirceu en la presidencia del PT, representaba más al gobierno ante el partido que el partido ante el gobierno, anestesiando la posibilidad de que el PT discutiera los rumbos del gobierno. De hecho, el PT no debatió lo que hacía el gobierno, ni la política económica, ni las reformas previsional y tributaria. Éstas llevaron al gobierno a un enfrentamiento con los movimientos sociales. Como resultado, a fines de 2004, cuatro parlamentarios fueron expulsados por insubordinación. Este hecho dejó heridas dentro del partido.

Las denuncias de corrupción en el PT, que explotaron en mayo de 2005, provocaron la peor crisis que el partido había vivido hasta entonces. Involucrados en distintos niveles en las denuncias, el entonces presidente del partido, José Genoino, renunció; el tesorero Delúbio Soares fue expulsado; el secretario general, Silvio Pereira, renunció al partido, y el titular de la Casa Civil, José Dirceu, dejó el gobierno. La imagen ética del PT se vio seriamente menoscabada. Entre agosto y septiembre de 2005, otros cinco diputados federales, representantes de importantes grupos locales de militantes, abandonaron el partido. En las elecciones convocadas para renovar la Dirección Nacional, después del escándalo, hubo una inesperada participación de afiliados y un cierto avance de las tendencias de izquierda que quebró la hegemonía de la antigua mayoría (aunque los sectores provenientes de ésta hayan mantenido la presidencia, en la persona del ex ministro Ricardo Berzoini). En marzo de 2006 hubo una nueva crisis que terminó en la renuncia del ministro de Hacienda y hombre de confianza de Lula, Antonio Palocci.

A las vísperas de las elecciones presidenciales de 2006, en que Lula acabaría reelecto, el PT encaraba grandes desafíos, el principal de ellos es el de rescatar la imagen ética del partido, paro también el de redefinir sus relaciones con el propio gobierno Lula, electo por el partido, pero que no rompió con el modelo neoliberal.

Desde que conquistó la presidencia con Lula, en 2002, el PT viene siendo blanco de una campaña de descontrucción de imagen promovida por los medios. El proceso de transformación de partido ético en agremiación corrupta se intensificó durante la carrera presidencial, que culminó en la reelección de Dilma Rousseff, en 2014. Valiéndose de intermediaciones ilegales promovidas por agremiaciones aliadas al PT, la gran prensa montó un esquema de difamación buscando minar al Partido de los Trabajadores y a su principal nombre, Luiz Inácio Lula da Silva.

Contando con la fuerza de un monopolio privado y con la falta de una versión alternativa consistente por parte del PT, la campaña de medios fue exitosa. Los procesos públicos llevados a cabo por el Judiciario y propagandizados por los medios de comunicación le montaron al partido el mote de una agremiación envuelta en delitos, desembocando en la condena de algunos de sus principales dirigentes.

El reflejo en las urnas se hizo sentir en las elecciones de 2006, cuando el bloque nacional del partido disminuyó. El PT se recuperó en las siguientes elecciones. En 2014, sin embargo, registró su caída más significativa en el número de parlamentarios. El partido se mantuvo como el más votado en la Cámara de Diputados, fue el segundo en el Senado, pero perdió fuerza. Conquistó los gobiernos de los estados de Minas Gerais, Brasilia y Ceará, pero solamente en Bahía consiguió reelegir al gobernador. 

 

por admin Conteúdo atualizado em 21/05/2017 00:00