Jamaica
Jamaica

Jamaica

Nombre oficial

Jamaica

Localización

Caribe. Isla en el mar
Caribe al sur de Cuba

Estado y gobierno¹

Parlamentarismo

Idioma¹

Inglés (oficial) y patois jamaiquino 
(lengua criolla de base inglesa)

Moneda¹

Dólar de Jamaica

Capital¹

Kingston (587.000 hab. en 2014)

Superficie¹

10.991 km2

Población²

2.741.485 hab. (2010)

Densidad demográfica²

249 hab./km² (2010)

Distribución de la población²

Urbana (53,74%) y
rural (46,26%) (2010)

Analfabetismo
(urbano)¹

11,3% (2015)

Composición étnica¹

Negros (92,1%), mestizos (6,1%), hindúes del este (0,8%), otros (0,4%), sin especificar (0,7%) (2011)

Religiones¹

Protestantes (64,8%), católica romana (2,2%), testigos de Jehová (1,9%), rastafarismo (1,1%), otras (6,5%), ninguna (21,3%), sin especificar (2,3%) (2011)

PBI (a precios constantes 
de 2010)

US$ 13.460 millones (2013)

PBI per cápita
(a precios constantes de 2010)

US$ 4.834,3 (en 2013)

Deuda externa pública⁴

US$ 8.310 millones (2013)

IDH⁵

0,715 (2013)

IDH en el mundo
y en AL⁵

96.° y 19.°

Elecciones¹

El gobernador general es designado por la reina de Inglaterra. Primer ministro. Legislativo bicameral: la Cámara de Diputados de 63 miembros, electos por sufragio universal cada 5 años y el Senado de 21 miembros designados por el gobernador general, que se dividen en 13 bancas para el partido gobernante y 8 para el partido minoritario.

Fuentes:
¹ CIA: 
World Factbook.
² ONU: 
World Population Prospects: The 2012 Revision Database.
³ ONU: 
World Urbanization Prospects, the 2014 Revision.
4  CEPALSTAT.
5  ONU/PNUD: Human Development Report, 2014.

Ex colonia británica, Jamaica es en tamaño la tercera isla de las Grandes Antillas. Está a 150 kilómetros de Cuba y a 180 de la isla Española, donde se sitúan Haití y la República Dominicana, países con los cuales tejió fuertes lazos gracias a la presencia mayoritaria de afrodescendientes en todos ellos. Su población ronda los 2,7 millones de habitantes, de los cuales más del 90% son de origen africano. Aproximadamente un cuarto de los jamaiquinos vive en la capital, Kingston.

Aunque es famosa internacionalmente por el turismo y por su rica cultura, con ritmos musicales como el reggae y religiones como la obeah, la afrojamaiquina y la rastafari, cultivada por el 5% de la población, sin embargo, la historia de los movimientos sociales y de la vida política de Jamaica es poco conocida.

Desde la colonización, la isla fue escenario de una intensa lucha social, comenzando por las rebeliones de esclavos y movimientos abolicionistas, siguiendo con la alianza del movimiento negro con el sindicalista y posteriormente, en los años 70, con la elección de un gobierno que aplicaría políticas de corte socialista y una política externa soberana. La adopción de estas últimas en un país localizado en un área estratégica y de hegemonía directa estadounidense, en plena época de la Guerra Fría, rápidamente se transformó en un motivo de aprensión y boicots.

Actualmente, Jamaica atraviesa un período de intenso conflicto social, causado por el aumento de la pobreza y la tensión racial. El país presenta una de las tasas más altas de homicidio del mundo. A raíz de ese proceso de deterioro social, se percibe una nueva intensificación del flujo emigratorio y, por parte de los partidos políticos y del gobierno, un esfuerzo por renovar las formas de acción política.

Disputa colonial y formación de la sociedad

Uno de los efectos de la colonización española fue el exterminio de los taínos, también conocidos como arahuacos, habitantes del territorio jamaiquino. En pocos años murieron aproximadamente 60.000 indígenas. En seguida se inició la importación de negros africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y de algodón. Paralelamente, Jamaica pasó a ser un gran centro distribuidor de mano de obra esclava. Se estima que en el período esclavista habrían pasado por la isla casi 2 millones de africanos, cerca de un quinto del flujo total que llegó a las Américas. El tráfico, fuente de enormes ganancias para la elite blanca, determinaría la trayectoria y la composición étnica del país.

La hegemonía española tuvo su declive con la expansión colonial inglesa. En 1655, luego de un intento frustrado de invadir Cuba, arribaron a Jamaica 38 buques de guerra ingleses, que llevaban un efectivo de soldados muy superior al de la población española. Prácticamente no hubo resistencia. Los españoles se limitaron a liberar a los esclavos –cerca de 1.500 en ese momento–, como un intento de dificultarle la transición al nuevo poder colonial. Esos negros liberados comenzaron a fortalecer las comunidades autónomas en el interior, que existían desde el siglo XVII y que se dividieron en el apoyo a los colonizadores.

En 1670, Jamaica fue oficialmente transferida a Inglaterra, con la firma del Tratado de Madrid. Con el objetivo de consolidar su hegemonía, Inglaterra concedió la ciudadanía a todos los habitantes blancos, que a partir de entonces pudieron formular sus leyes.

Además de la intensa afluencia de esclavos y del número relativamente alto de negros liberados, otra peculiaridad del régimen esclavista jamaiquino fueron los “señores ausentes”. Enriquecidos con el azúcar y el tráfico negrero, éstos viajaban a Europa, desde donde comandaban sus negocios por medio de administradores blancos presentes en la isla. Esas características, sumadas a la actuación de abolicionistas negros y blancos, hicieron que las insubordinaciones fueran mucho más frecuentes en Jamaica que en otras colonias inglesas del Caribe. Un hecho interesante es que la historiografía tradicional, al enfatizar el papel del abolicionista blanco, ha subestimado la participación del negro en el proceso de emancipación.

Vista de New Kingston, en la ciudad de Kingston, capital de Jamaica (Garvin Gray/Creative Commons)

La administración, por su lado, combatiría la creciente insubordinación con un tratado polémico firmado en 1739, entre el poder colonial y los negros liberados, cuyo resultado fue una tregua. A cambio de la libertad de sus comunidades, los negros cimarrones se comprometieron a no agredir a las comunidades blancas, no fomentar más revueltas y, en algunos casos, ayudar a recuperar esclavos huidos. Los colonizadores también hicieron una fuerte embestida en el plano religioso, por medio del cual los pastores reforzaban el respeto a las autoridades y actuaban de modo de terminar con las religiones no cristianas –como la obeah–, que empezaron a ser practicadas clandestinamente.

El proceso de abolición de la esclavitud fue lento y complejo. En el plano interno, donde ya se presenciaba el ascenso de negros liberados, se intensificó el movimiento abolicionista y la movilización de algunas comunidades, gracias a sectores religiosos progresistas. Concomitantemente, en el plano internacional, a comienzos de la década de 1830 se dio una fuerte caída de la demanda de azúcar, que causó quiebras, desempleo y crisis social. Esa coyuntura culminó en 1831, con la gran rebelión de esclavos conocida como la Guerra Batista, de la cual participaron cerca de 60.000 personas. La abolición se proclamó el 29 de agosto de 1833, cuando se liberaron cerca de 311.000 esclavos.

Aunque la conquista de la libertad constituyese un avance, las condiciones de vida de los negros siguieron siendo prácticamente las mismas, dado que tenían que trabajar por seis años más como aprendices y no hubo una mejoría en lo que respecta a sus derechos políticos. Otro hecho importante del período postabolición fue el éxodo rural, con el crecimiento explosivo de las periferias de las grandes ciudades, que marcaba el inicio de la “guetización”.

Esa coyuntura, profundizada entre 1850 y 1851 por medidas que aumentaban el nivel de explotación de los negros y reducían sus derechos políticos, tuvo como resultado otra gran revuelta conocida como la Rebelión de la Bahía de Morant, en 1865. Incendiaron cerca de mil casas de negros, muchos de ellos fueron azotados y fueron ejecutados quinientos rebeldes, entre ellos los líderes del movimiento. A raíz de los abusos de la administración colonial, la metrópoli modificó la legislación reduciendo el poder de las elites locales.

Simultáneamente se alentó el aumento de la inmigración de trabajadores europeos, en su mayoría ingleses, escoceses, alemanes e irlandeses, para la agricultura. Otro importante flujo inmigratorio fue de hindúes –cerca de 20.000 entre 1845 y fines de la Segunda Guerra Mundial–, quienes enfrentaron una fuerte represión religiosa y una tensa disputa con los negros por puestos de trabajo no calificado. Hubo también una afluencia de cerca de 6.000 inmigrantes chinos entre 1854 y 1930, pero muchos murieron de desnutrición y otras enfermedades.

Una de las consecuencias de dichos procesos es la emigración de descendientes de africanos hacia los Estados Unidos, hacia Panamá y a otros países del Caribe. Se estima que, entre 1888 y 1920, dejaron la isla cerca de 146.000 jamaiquinos.

Playa y ciudad de Ocho Ríos, uno de los principales destinos turísticos de Jamaica (Patricia Edwards/Wikimedia Commons)

El proceso de independencia

Aproximadamente cien años después del colapso del sistema de plantaciones, la economía jamaiquina sufriría un nuevo revés con la gran crisis de 1929 que afectó al cultivo de la caña de azúcar y a otras materias primas agrícolas de exportación. La clase media negra y mestiza, en ese momento en ascenso, recibió un duro golpe. Consecuentemente, en los años 30 se vivenció un nuevo proceso de éxodo rural, que puso en evidencia las divisiones de la sociedad en clases, etnias y culturas, con la supuesta hegemonía de los blancos.

Esta situación propició el surgimiento de los movimientos de derechos civiles, liderados por el activista negro Marcus Garvey, que había participado en el movimiento sindical y fundado en 1914 la Asociación Universal para el Progreso del Negro, inspiradora del africanismo y del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. Ligado al movimiento rastafari, Garvey fundaría, en 1929, el Partido Político Popular (PPP, People’s Political Party), el primero del país.

Otro eminente activista fue el mulato Alexander Bustamante, que se destacó en la lucha sindical. Esos movimientos propiciaron la convergencia del nacionalismo con la lucha de los trabajadores negros, conocida como Nacionalismo Negro, debido a que no veían la posibilidad de alcanzar la igualdad económica sin la conquista de la igualdad racial.

En 1938 fue duramente reprimida una gran protesta de trabajadores de la industria de la caña de azúcar. Bustamante y Norman Manley –ambos futuros primeros ministros y considerados padres fundadores del país– negociaron con las autoridades locales y lograron apaciguar los ánimos, pero, aun así, en pocas semanas murieron 8 personas, fueron heridas 171 y hubo casi 400 detenidos. De esas manifestaciones, Manley y Bustamante emergieron como líderes de renombre nacional. En el mismo año, los dos estuvieron entre los organizadores del Partido Popular Nacional (PNP) , que desde entonces desempeñaría un papel decisivo en la vida política. En principio ligado a la clase media mestiza, el PNP adoptó una postura más popular y volcada al socialismo.

En virtud de divergencias internas, Bustamante dejó el PNP y fundó en 1943 el Partido Laborista de Jamaica (JLP). Aunque al comienzo sus propuestas no fueran muy distintas, gradualmente se dio una polarización entre los dos partidos, manteniéndose el PNP a la izquierda y el JLP situándose a la derecha. Esa polarización propició el surgimiento de una violenta cultura política, que se radicalizó con el pasar del tiempo y aún persiste.

Sin embargo, la polarización no impidió que los dos partidos defendiesen la bandera anticolonialista. El 20 de noviembre de 1944, Jamaica perdió su estatus de colonia de la Corona, conquistando su independencia parcial y una nueva constitución, que instituyó el sufragio universal adulto y la elección de la mayoría del Poder Legislativo. En diciembre del mismo año se realizó la primera elección, con la victoria de Bustamante.

En el plano económico, la década de 1940 estuvo marcada por el inicio de la explotación de la bauxita, que luego superó a la caña de azúcar como primer producto de exportación y que abastecía básicamente a los Estados Unidos. La actividad seguía el modelo colonial tradicional, por el cual las empresas extranjeras adaptaban planes de producción sin considerar las necesidades locales, como el aumento del empleo, manteniendo el bajo nivel de procesamiento nacional de materias primas y pagando escasos impuestos. La bauxita representaba cerca de la mitad de la pauta de exportación total, pero empleaba solamente el 1% de la mano de obra. O sea, profundizó la dependencia y contribuyó poco socialmente.

En el plano político institucional, en 1955 Norman Manley derrotó a Bustamante. Posteriormente, en 1958, Jamaica logró su autonomía interna. Ese año, el gobierno adhirió a la Federación de las Indias Occidentales, formada por colonias inglesas, lo que era una exigencia de la metrópoli para avanzar en el proceso de descolonización. Manley fue primer ministro en 1959, pero el proyecto impopular federativo desgastó su gobierno. En 1960, Bustamante anunció que abandonaría la Federación cuando retornase al poder. Al año siguiente, un referendo confirmó las posiciones del JLP, triunfante en las elecciones de abril de 1962. Bustamante asumió la jefatura del gobierno. En mayo, la Federación de las Indias Occidentales fue disuelta y en agosto Jamaica logró su plena independencia. Una nueva constitución estableció un sistema parlamentario, semejante al de Inglaterra. El país conservó fuertes lazos con la antigua metrópoli, integrando la Comunidad Británica de Naciones.

Gobernada por el JLP, de centroderecha, y situada en una región que pasó a ser uno de los intensos escenarios de la Guerra Fría, Jamaica se alineó con Occidente. La administración Bustamante creó una policía anticomunista, repudió al gobierno de Cuba y apoyó el embargo a ese país. Posteriormente, en el plano de la política externa, el JLP reorientaría su política, participando del Movimiento No Alineado en 1970 y de organizaciones como el G-77 en las Naciones Unidas y apoyando a regímenes africanos en el proceso de descolonización.

En el plano económico, el período poscolonial estuvo marcado por políticas de impulso a la industrialización, mediante incentivos fiscales a la inversión extranjera. El crecimiento alcanzó un promedio anual del 5,2% entre 1962 y 1973, en buena medida debido a las inversiones directas de capitales de los Estados Unidos en los sectores de minería, turismo y manufactura. Además de reforzar la dependencia, este modelo generó un aumento de la desigualdad y, en consecuencia, de la insatisfacción popular. En 1972, al 40% más pobre le correspondía el 7% del PBI jamaiquino, mientras que el 5% más rico controlaba el 37%.

La ruptura de Michael Manley

En ese escenario de polarización política y fuerte aumento de la desigualdad, se realizaron nuevas elecciones en 1972, en las cuales Michael Manley, hijo de Norman Manley y su sucesor en el liderazgo del PNP, derrotó al JLP. El nuevo primer ministro definió su modelo como socialista democrático, en el marco de respeto a la constitución vigente. En el plano interno, implementó políticas para reforzar el control de la economía por parte del Estado, como el aumento de impuestos sobre las exportaciones de bauxita. Además, presionó a las empresas extranjeras para conseguir una participación en las decisiones de producción y la readquisición de tierras en su poder –que totalizaban cerca de un tercio del suelo jamaiquino–, estableció el salario mínimo, apoyó la participación de los obreros en las industrias, la nacionalización de los servicios públicos y el reconocimiento de los sindicatos, entre otras medidas. En el plano externo, apoyó las iniciativas de integración regional –principalmente en el Caribe–, lanzó una empresa procesadora de bauxita con México y Venezuela, integró la Flota Mercante del Caribe y, junto con Cuba y Costa Rica, ideó políticas para reducir la influencia estadounidense. Además, participó de alianzas de países en desarrollo, como el G-77 en las Naciones Unidas, se alió a líderes socialistas y anticapitalistas del Movimiento No Alineado y defendió fervientemente posiciones solidarias con los movimientos de liberación de Sudáfrica, porque entendía que las luchas de los pueblos africanos eran las mismas que las de los caribeños. Solía decir: “la independencia nacional y el crecimiento económico no se alcanzarán sin una reconsideración de la política externa”.

Efectivamente, esas políticas mejoraron las condiciones de vida de los más pobres y le valieron un gran apoyo popular. En 1976, Manley venció en las elecciones por amplia mayoría. En contrapartida, así como otras iniciativas emancipadoras de América Latina, esas elecciones disgustaron al gobierno estadounidense que, como represalia, impidió que Jamaica accediera a los créditos en los organismos internacionales y suspendió programas de financiamiento al desarrollo por medio de sus agencias. Paralelamente, las empresas multinacionales redujeron la producción y exportación de bauxita, con lo cual causaron una grave crisis socioeconómica. Al mismo tiempo, la oposición de derecha también se organizaba y se fortalecía con ayuda de la CIA y de la prensa, contribuyendo a la desestabilización y a la radicalización y fomentando enfrentamientos armados entre el PNP y el JLP.

Hacia el final de su mandato, sin alternativas, Manley inició negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que impuso rectificaciones muy desfavorables para el país. Considerando que el acuerdo reduciría mucho el nivel de vida de la población, el primer ministro lo abandonó enseguida.

La nueva geopolítica y la apertura

Las dificultades económicas nuevamente crearon un clima de insatisfacción. En 1980 se convocaron elecciones anticipadas, en las que ganó el partido conservador que llevó a Edward Seaga al frente del gobierno. En el plano de las relaciones exteriores, Seaga expulsó al embajador de Cuba, apoyó, junto con un pequeño grupo de naciones caribeñas, la invasión a Granada y llegó a solicitar la incorporación de Jamaica a los Estados Unidos. Sin embargo, continuó participando del G-77 y, siguiendo la tradición del movimiento negro en Jamaica, condenó el régimen del apartheid de Sudáfrica y la situación en Namibia.

En el plano económico, el JLP implementó políticas neoliberales, como privatizaciones, profunda liberalización comercial y facilidades a la inversión extranjera. Entre 1981 y 1983, según algunos análisis, esas medidas contribuyeron al aumento del desempleo, a una nueva caída de la producción de bauxita, al aumento de la inflación y a la duplicación de la deuda externa.

Así, Jamaica reconquistó la confianza del gobierno estadounidense, entonces bajo el gobierno de Ronald Reagan, que la eligió como aliado preferencial en el Caribe. Ese hecho propició la obtención de condiciones más favorables para los préstamos solicitados al FMI y a bancos comerciales, que se habían negado a las propuestas de Manley. Además, Seaga trató de liderar un grupo de países que reivindicaba una especie de mini Plan Marshall, pero sólo logró una liberalización comercial para productos poco importantes y algún apoyo a los inversores.

En 1983, el JLP anticipó las elecciones, iniciativa que fue duramente criticada. Como protesta el PNP, alegando fraudes electorales, no presentó candidatos, con lo cual dejó al partido de Seaga con todas las bancas en el Parlamento.

A mediados de los años 80 tuvieron lugar grandes cambios en el plano internacional. Ante las evidencias del colapso del socialismo en la URSS, los Estados Unidos constataron la desaparición de la “amenaza” comunista y dejaron de intervenir en la negociación de los países en desarrollo con el FMI. Eso se percibió ya en 1984, cuando un nuevo acuerdo con el FMI impuso severas condiciones, cuyo resultado sería el aumento de recortes en el gasto público y en el crecimiento de la inflación. La crisis se agravó en 1985 con la caída de los ingresos por exportación de bauxita, la disminución del cupo de importación del azúcar jamaiquino y el recorte de la asistencia de los Estados Unidos durante el gobierno de Bush, (1989-1993).

A su vez, los sindicatos se manifestaron en contra del deterioro de las condiciones de vida y la restricción de los derechos de los trabajadores, principalmente en Kingston. Allí se instaló una zona franca, donde se trabajaba por bajos salarios –en su mayoría eran mujeres– y en condiciones degradantes. Otra señal de insatisfacción fue el aumento del flujo de emigrantes, que, entre 1986 y 1989, alcanzó un promedio anual de 25.000.

El gobierno en ejercicio también fue acusado de ineptitud para mitigar los daños causados por el huracán Gilbert en 1988. Además, Manley, que desempeñaba un papel hegemónico en la oposición, seguía siendo el político más popular de Jamaica. Todos estos factores contribuyeron a la derrota del JLP en las elecciones de 1989.

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Ex primer ministro de Jamaica, PJ Patterson, en 2005 (Jeffrey O. Gustafson/Wikimedia Commons)
En su retorno al poder, Manley restableció relaciones con Cuba y anunció restricciones al cumplimiento de las políticas sugeridas por el FMI que aumentaban la desigualdad. Al mismo tiempo, adoptó políticas moderadas, favorables al mercado, e intentó mantener buenas relaciones con los Estados Unidos. En 1992 renunció al cargo de primer ministro, por problemas de salud. Percival Patterson asumió el gobierno y la dirección del PNP.

Patterson puso en práctica un intenso programa de privatizaciones, tanto en el sector de los servicios como en el de los negocios. El resultado fue la privatización de toda la industria de la caña de azúcar, cuya participación en las exportaciones y en la generación de empleos es significativa. Vencedor en las elecciones de 1993, Patterson continuó aplicando políticas neoliberales, que provocaron una grave desestructuración en el sector industrial e intensificaron los conflictos internos. No obstante, la oposición, debilitada, no se benefició con la crisis.

En octubre de 1995, un grupo del JLP, descontento con el liderazgo de Seaga, fundó el Movimiento Nacional Democrático (NMD, National Democratic Movement). En 1997 se realizaron nuevas elecciones; ganó el PNP. Patterson se rodeó de líderes políticos, religiosos y grupos comunitarios en el intento de contener la violencia interna. Pero ésta continuó creciendo, a pesar de las severas leyes que se establecieron desde 1992, las cuales preveían la pena de muerte para crímenes de homicidio. En 1999 hubo graves disturbios por todo el país. En 2001 se registró un aumento del 30% de la delincuencia, con 1.100 asesinatos en un período de doce meses. El tráfico de drogas también se intensificó; se sospechaba que incluso la policía estaba involucrada.

En el plano económico, hubo un fuerte aumento del turismo, controlado por inversores extranjeros. Vale recordar que en el Caribe, Jamaica sólo es superada en el sector por las Bahamas. Sin embargo, la actividad genera poca complementariedad en la economía y en la sociedad locales, dado que no emplea a muchas personas y sus frutos no son reaplicados en el país, sino enviados al exterior. Las industrias de cemento, electrónica y bienes de consumo, así como las refinerías de petróleo, también tienen una elevada participación. Otra importante fuente de ingresos es el envío de divisas por por parte de emigrados jamaiquinos.

En lo que se refiere a los indicadores sociales, según el informe Objetivos del Milenio, la tasa de la población que vivía por debajo de la línea de pobreza cayó del 44,6% en los años 90 al 16,9% en 2001. La tasa de analfabetismo está también decreciendo, así como la de mortalidad infantil. En contrapartida, el índice de desempleo es alto, principalmente entre jóvenes de 15 a 24 años, que alcanzó el 42,1% en 2001.

En 2002 el PNP venció por cuarta vez consecutiva las elecciones generales. Paterson, el presidente de la lista, comenzaba así su tercer mandato como primer ministro. El partido también conquistó 35 de las 60 bancas de la Cámara de Representantes, mientras que la oposición, representada por el JLP, liderado por el ex primer ministro Edward Seaga, se quedó con las 25 bancas restantes. Así, el PNP registraba su octava victoria electoral en catorce elecciones realizadas desde la independencia de Jamaica en 1962. En las otras seis elecciones salió ganador el JLP.

Más tarde, en febrero de 2006, Portia Simpson-Miller fue elegida por los delegados del Partido Popular para reemplazar a Patterson en la presidencia del partido. Y en marzo de ese año, al renunciar Patterson, se convertiría en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra. En las elecciones generales del año siguiente, el PNP perdió la mayoría de bancas. Simpson-Miller llegó a impugnar el resultado, pero aceptó la derrota después de que la Organización de los Estados Americanos (OEA) demostró la transparencia del comicio. Así, ella pasó a estar a cargo de Bruce Golding, del JLP.

Simpson-Miller, que ya había ocupado varios puestos en la administración jamaiquina, volvería a ocupar el cargo de premier en enero de 2012, esta vez por medio del voto. Una de sus prioridades fue abrir las negociaciones para intentar cambiar el régimen político de Jamaica, de monarquía a república. Pero no logró promover el cambio, como tampoco lo habían logrado Bruce Golding y Percival Paterson. La isla continúa siendo una monarquía constitucional con sistema de gobierno parlamentario, integrada a la Commonwealth. Su economía todavía se basa en el turismo y en la exploración de la bauxita.

En febrero de 2015, se aprobó una ley que concede licencias para el cultivo, la venta y distribución de marihuana con fines medicinales, como ocurrió en Uruguay durante el gobierno de Pepe Mujica. El proyecto tendría que pasar por el Senado para ser puesto en práctica definitivamente. Pero a pesar de ello, una empresa norteamericana con sede en Nueva York, Privater Holdings, anunció una asociación con la familia del músico jamaiquino Bob Marley para crear la primera marca global de marihuana, la Marley Natural. Fallecido en 1981, Marley consideraba “la yerba” –como él le decía a la marihuana‒ un ingrediente esencial de la fe rastafari, por eso militó activamente por su legalización. La hija de Marley, Cedela, aseguró en varias entrevistas que Marley Natural será “una de las mejores marcas de cannabis, enraizada en la vida y el legado de mi padre”.

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Primera ministra de Jamaica, Portia Simpson-Miller, habla durante el Encuentro Anual de Mujeres en Parlamentos Forum Global, en Bruselas, Bélgica, en noviembre de 2013 (Pietro Naj-Oleari/European Parliament)

 

Datos Estadísticos

Indicadores demográficos de Jamaica

1950

1960

1970

1980

1990

2000

2010

2020*

Población (en mil habitantes)

1.403

1.629

1.869

2.133

2.365

2.582

2.741

2.877

• Sexo masculino (%)

48,65

48,07

48,79

49,31

49,15

49,51

49,21

... 

• Sexo femenino (%)

51,35

51,93

51,21

50,69

50,85

50,49

50,79

... 

Densidad demográfica 
(hab./km
²)

128

148

170

194

215

235

249

262 

Tasa bruta de natalidad
(por mil habitantes)**

34,72

41,61

32,77

29,09

24,88

20,98

18,1*

16,3 

Tasa de crecimiento
poblacional**

1,89

1,55

1,48

1,49

0,80

0,76

0,52*

0,33 

Expectativa de vida 
(años)**

58,51

65,60

68,88

71,01

70,44

70,85

73,5*

74,8 

Población entre
0 y 14 años (%)

36,03

41,70

46,98

40,25

35,14

32,66

29,04

24,9 

Población con 
más de 65 años (%)

3,86

4,30

5,56

6,71

7,26

7,46

7,84

9,2 

Población urbana (%)¹

24,12

33,77

41,32

46,74

49,44

51,81

53,74

56,11 

Población rural (%)¹

75,88

66,23

58,68

53,26

50,56

48,19

46,26

43,89 

Participación en la población
latinoamericana (%)***

0,84

0,74

0,65

0,59

0,53

0,49

0,46

0,43 

Participación en la población
mundial (%)

0,056

0,054

0,051

0,048

0,044

0,042

0,040

0,037

Fuentes: ONU. World Population Prospects: The 2012 Revision Database
¹ Datos sobre la población urbana y rural tomados de ONU. World Urbanization Prospects, the 2014 Revision 

* Proyecciones sobre la base de los últimos censos. | ** Estimaciones por quinquenios. | *** Incluye el Caribe.

Obs.: Informaciones sobre fuentes primarias y metodología de cálculo (incluyendo eventuales cambios) se encuentran en la base de datos indicada

 

Indicadores socioeconómicos de Jamaica

1960

1970

1980

1990

2000

2010

PBI (en millones de US$ 
a precios constantes de 2010)

10.068,5

10.838,9

13.234,3

• Participación en el PBI 
latinoamericano (%)

0,380

0,303

0,266

PBI per cápita (en US$ a  
precios constantes de 2010)

4.256,9

4.197,5

4.827,4

Exportaciones anuales 
(en millones de US$)

962,7

1.190,6

1.562,8

1.370,4

• Exportaciones de productos 
manufacturados (%)

64,0

70,6

74,2

44,6

• Exportación de productos 
primarios (%)

36,0

29,4

25,8

55,4

Importaciones anuales 
(en millones de US$)

1.038,2

1.692,7

3.004,3

4.629,4

Exportaciones-importaciones 
(en millones de US$)

-75,5

-502,1

-1.441,5

-3.259,0

Inversiones extranjeras directas
netas  (en millones de US$)

27,7

137,9

394,0

169,5

Deuda externa pública 
(en millones de US$)

1.912,6

...

3.375,3

8.389,5

Población Económicamente 
Activa (PEA) (mil)¹ 

650,9

564,8

737,3

1.060,1

...

...

• PEA del sexo 
masculino (%)¹

61,28

66,77

60,79

53,49

...

...

• PEA del sexo 
femenino (%)¹

38,72

33,23

39,21

46,51

...

...

Matrículas en el 
primer nivel²

...

363.420

339.023

326.847

294.285

Matrículas en el 
segundo nivel²

255.231

...

228.764

260.371

Matrículas en el 
tercer nivel²

...

...

...

35.995
 

71.352

Médicos

710

716

377

Índice de Desarrollo 
Humano (IDH)³

0,614

0,638

0,671

0,712

Fuentes: CEPALSTAT
¹ La fuente es LABORSTA y en los años de 1980 y 1990 son considerados parte de la PEA los trabajadores a partir de los 14 años (inclusive).
² UNESCO. Institute for Statistics
³ Calculado a partir de los datos del Global Health Observatory de la Organización Mundial de la Salud

* Proyecciones

Obs.: Informaciones sobre fuentes primarias y metodología de cálculo (incluyendo eventuales cambios) se encuentran en la base de datos indicada. 

 

Mapas

 

Bibliografía

  • Appiah , Kwame Anthony y Gates, Henry Louis (eds.): Africana: the Encyclopedia of the African and African American Experience, Nueva York, Civitas Books, 1999.
  • CEPAL: Anuario estadístico: 2004, Santiago de Chile, 2005.
  • Enciclopédia do Mundo Contemporâneo: Río de Janeiro/São Paulo, Terceiro Milênio/Publifolha, 2004.
  • McNISH, Vilma: “Jamaica: Forty years of independence”, Revista Mexicana del Caribe, año/n. VII, núm. 13., Chetumal, Universidad de Quintana Roo, 2002.
por admin Conteúdo atualizado em 09/06/2017 18:05