Fruto Vivas

La Grita (Venezuela), 1928

Una vez iniciada la explotación del petróleo en los años 20, la economía venezolana pasó a depender de los enormes recursos producidos por el “oro negro”. Ello significó la desocupación de las áreas rurales y el progresivo incremento de la población urbana a lo largo del siglo XX, particularmente de los estratos sociales de bajos ingresos. Al acentuarse el problema de la vivienda, el Estado invirtió fuertemente en gigantescos conjuntos habitacionales, ajenos a soluciones tipológicas o técnicas que implicaran una adecuación a los deseos de la población, una economía de materiales y de mano de obra. Fue por todo ello que las propuestas e investigaciones realizadas por José Fructoso Vivas Vivas, en lo que se refiere al tema de las viviendas populares, tuvieron un carácter excepcional.

Estudiante inquieto y apasionado, tuvo oportunidad de colaborar con Oscar Niemeyer, durante su estadía en Caracas (1954) para proyectar la pirámide invertida del Museo de Arte Moderno. Recién graduado en la Universidad Central de Venezuela (UCV1955), en ese mismo año obtuvo el primer premio en el concurso para el proyecto y para la construcción del Club Táchira, cuyo espacio principal fue cubierto con una fina capa de hormigón armado. Su pasión por las tecnologías de avanzada lo impulsó a relacionarse con el ingeniero español Eduardo Torroja, quien lo asesoró en el proyecto. El principio de la membrana liviana reapareció en la iglesia de Zapara (1960). Identificado con la vivienda urbana de bajo costo, construida por los usuarios con materiales locales, elaboró los atributos de una “arquitectura populista”, a la cual llamó “árboles para vivir”. La propuesta consistía en privilegiar el carácter bioclimático de la célula habitacional por medio de la ventilación natural de los ambientes definidos por divisiones livianas e intercambiables, el uso de elementos estructurales de acero que permitirían el agrupa­miento de unidades en el espacio y la creación de terrazas “verdes” destinadas al autocultivo en el ámbito urbano. De esta manera se lograban superar los rígidos bloques de departamentos en una articulación entre la persistencia de la célula individual y su integración con una organización libre y cambiante. Aunque esa imagen espacial sólo tuviese una aplicación fragmentaria en el conjunto habitacional Corpoven, en Lechería (1995), la experimentación del carácter libre y transparente de la célula, fuertemente ventilada, con el verde interior y las tramas de madera de los paneles móviles, también estuvo presente en varias casas construidas en los años 70 y 80: su propia residencia, la de Aldo Riccio, en Barquisimeto, la de Homero Marín y Eduardo Loaiza, en Caracas y la de Raúl Estévez, en Mérida. José Fructoso Vivas Vivas intentó concretar sus ideas en Cuba, donde residió entre los años 1966 y 1968, diseñando sistemas de construcción livianos, equipamiento modular y guarderías, pero la influencia de las viviendas prefabricadas soviéticas pesadas dominaba el panorama arquitectónico cubano y excluía cualquier propuesta innovadora del arquitecto.

En 1980 organizó la brigada “Carlos Aponte” de profesores y cuarenta estudiantes de la UCV, quienes vivieron un año en Nicaragua para colaborar con la reconstrucción de Managua, donde construyeron la iglesia y la plaza del barrio Villa Venezuela. Su sistema de marcos metálicos aplicado a las casas de los barrios pobres de Caracas (Niño Jesús) fue premiado en la Segunda Bienal de Arquitectura de Venezuela (1979). En 1987 recibió el Premio Nacional de Arquitectura. La obra reciente más importante fue el Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de Hannover (2000), definido por gigantescos pétalos metálicos de una orquídea, que se abrían y cerraban de acuerdo con la intensidad de la luz ambiental, y eran soportados por una columna central que representaba un tepuy (montaña propia del macizo de Guyana). 

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La Flor de Hannover, oficialmente Centro Cultural Flor de Venezuela, en la ciudad Barquisimeto, en Venezuela (Alex Lanz/Creative Commons)

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Panorama de la Flor de Hannover, también llamada Flor de Venezuela, proyecto de Fruto Vivas para el Pavellón de Venezuela en la Feria Mundial de Hannover, en 2000 (Inti/Creative Commons)
por admin publicado 16/01/2017 13:45, Conteúdo atualizado em 08/07/2017 14:45