Colón, Willie

Colón, Willie

Nueva York (Estados Unidos), 1950

Antes de comenzar una carrera plena de éxito como solista y productor, William Anthony Colón fue el cerebro musical de los dos dúos más famosos de la historia de la salsa. Habiéndose iniciado como trombonista a los catorce años, en un grupo nuyorican de jazz latino, organizó su primera orquesta de salsa a los diecisiete años, con el puertorriqueño Héctor Lavoe como cantante. La formación, caracterizada por una espontánea innova­ción que buscaba estilos que marcasen su propia identidad en un universo musical poblado de grandes instrumentistas, cantantes y orquestas establecidas, alcanzó popularidad rápidamente entre la juventud latina de Nueva York, para quien el espectáculo de las big bands latinas representaba una realidad que escapaba de la dura cotidianidad de los guetos. Ante la depurada sonoridad de las orquestas de Tito Puente y Tito Rodríguez, estos “jóvenes desafiantes” fueron consolidando un sonido más áspero y agresivo, más afinado con la estructura sentimental juvenil del Bronx; imagen que también destacaban en las carátulas y en los títulos de sus producciones, que parodiaban el estereotipo del “malandro” con el cual –desde West Side story– los anglos visualizaban a los spiks (modo despectivo de referirse a los inmigrantes puertorriqueños por su acento marcado cuando hablan inglés).

Irreverencia

El primer disco de Colón y Lavoe se tituló El Malo (1967), y en los ocho años siguientes aparecieron: The hustlerGuisando (Doing a job)Cosa nuestra (parodiando la Cosa nostra de la mafia), La gran fugaEl juicioLo mato y The good, the bad and the ugly. Después del tercero y del séptimo álbum, se intercalaron dos discos de Navidad titulados Asalto Navideño (1 y 2) jugando con el doble sentido de la palabra, dado que además de significar robo, la palabra “asalto”, en Puerto Rico, se refiere a una antigua tradición de serenata con la que se visita de sorpresa a los amigos, y se los despierta en medio de la noche con una ofrenda musical.

Lavoe y Colón compusieron la mayor parte de sus éxitos (algunas canciones famosas las compuso para ellos el cartero puertorriqueño Catalino “Tite” Curet Alonso). Fueron tal vez los grandes responsables de la consolidación de la salsa, por la novedad en la manera de hacer música con ingredientes tradicionales panamericanos; o sea, como fusión variada y libre de muchos y diversos géneros afroamericanos anteriores. La irreverencia agresiva se manifestaba, entre otros aspectos, en una práctica de “faltarle el respeto a los géneros”, transgrediendo –con las fusiones libres– algunas de sus características definitorias. Por ese motivo, recibieron duras críticas de algunos tradicionalistas de la música “tropical”, a quienes sus irreverencias parecían disparatadas, cuando en realidad en ellas se consolidaba una nueva manera –mucho más libre– de hacer música latina. Su música fue irreverente e innovadora también por relegar al segundo plano, en la libre combinación salsera, los géneros cubanos, hasta aquel momento hegemónicos en la sonoridad latina. Ellos enfatizaron los géneros tradicionales puertorriqueños (como la bomba, la plena y el aguinaldo) y el jazz, salpicando esas fusiones con géneros brasileños, panameños, dominicanos, colombianos, anglo-caribeños, cubanos y, de manera innovadora, directamente africanos también.

Superhéroes latinos. 

En 1975, Lavoe se lanzó como solista y Colón quedó como productor de sus discos, ya que el temperamento impulsivo y la adicción a las drogas de Lavoe no le permitían ser completamente independiente. El carácter experimental de Colón lo lanzaba a nuevos caminos. Ese mismo año reclutó al más importante trombonista puertorriqueño de la generación anterior, Mon Rivera, que acababa de cumplir una sentencia carcelaria por drogas, para realizar juntos la más importante producción salsera sobre la base de los géneros puertorriqueños de la bomba y la plena, en los que Mon se había destacado. Con su característico estilo de irreverente crítica social, el disco mostraba la irrupción de la pareja puertorriqueña de Mon y Willie en una Nueva York poblada de superhéroes –Batman y Robin, Superman y la Mujer Maravilla–. El título, There goes the neighborhood, incluía debajo la versión española: Se chavó el vecindario. Era la frase exasperada que los anglos solían exclamar cuando algún puertorriqueño se mudaba a su zona de residencia.

En 1977, Colón produjo la música para un ballet televisivo “Baquiné de los angelitos negros”, un disco exitoso con la cubana Celia Cruz y, finalmente, su primer disco con el cantante y compositor panameño Rubén Blades como solista¡Metiendo mano! El éxito inmediato de esa producción preparó el camino para el lanzamiento, en 1978, de Siembra, el disco de mayor éxito de la historia de la salsa.

Más tarde el dúo se deshizo y por algún tiempo Colón y Blades siguieron rumbos alejados. Sin embargo, limaron asperezas y en los años 90 produjeron juntos Tras la tormenta que dedicaron a Lavoe. Se trata del único disco de salsa, que se tenga noticias, cuyos protagonistas nunca se juntaron físicamente en la producción: todo se concertó en un estudio, con pistas que cada uno envió al otro por correo. Después participaron amistosa y solidariamente de varios conciertos en vivo.

Ambos siguieron carreras exitosas como solistas y realizaron excelentes producciones posteriores –muchas, incluso, ganaron Grammys y otros premios de la industria discográfica–. Sin embargo, ninguna alcanzó el impacto y el éxito de aquellas que realizaron juntos.

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por admin publicado 01/09/2016 16:30, Conteúdo atualizado em 05/07/2017 15:52