ALCA

(Área de Libre Comercio de las Américas)

El 27 de junio de 1990, el entonces presidente de los Estados Unidos George Bush (1989-1994) anunció su propuesta de promover The Enterprise for the Americas Initiative, destinada a crear un área de libre comercio que se extendería desde Canadá hasta Tierra del Fuego (Argentina). Su objetivo fundamental era abrir los mercados para que los Estados Unidos, en el contexto de las dificultades para reducir el desequilibrio de su balanza comercial, pudieran aumentar todavía más sus exportaciones de productos a los países de América Latina sin necesidad de negociar con sus gobiernos y hacer otras concesiones. Al presidente Bill Clinton (1993-1996 y 1997-2001) le tocó revitalizar The Enterprise for the Americas Initiative; así fue que, hacia fines de 1994, convocó a los jefes de gobierno de las repúblicas americanas para la formación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) –que pretendía extender el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), más conocido como NAFTA (North American Free Trade Agreement), firmado con Canadá y México y que había entrado en vigencia en enero de aquel mismo año–.

La primera Cumbre de las Américas, realizada en Miami, Estados Unidos, en 1994 (www.summit-americas.org)

Respondiendo a la propuesta del presidente Bill Clinton, los jefes de Estado y de gobierno de 34 países del continente americano decidieron –durante la Primera Cumbre de las Américas– concluir, a más tardar en 2005, las negociaciones para crear el ALCA con la finalidad de eliminar las barreras al comercio y las inversiones en la región. En abril de 1998, en la Segunda Cumbre de las Américas celebrada en Santiago (Chile), los jefes de Estado y de gobierno de los países que negociaban el ALCA evaluaron el estado de las negociaciones comerciales y otros temas de interés continental. Con relación al ALCA, la Cumbre recordó que las negociaciones debían concluir en 2005. También se acordó, durante la Quinta Reunión Ministerial del ALCA, que los ministros aprobarían hasta el año 2000 medidas destinadas a facilitar los negocios (ocho en el área de procedimientos aduaneros y diez en el área de transparencia) y establecerían las directrices para el futuro de las negociaciones hasta la Reunión Ministerial a celebrarse en Buenos Aires en abril de 2001.

Las discusiones del ALCA se desarrollan en nueve grupos de negociación: Subsidios, Antidumping y Medidas Compensatorias, Acceso a los Mercados, Agricultura, Servicios, Inversiones, Compras Gubernamentales, Solución de Controversias, Derechos de Propiedad Intelectual y Políticas de Competencia. Existen tres instancias no negociadoras: Grupo Consultor sobre Economías Menores, Comité de Representantes Gubernamentales sobre la Participación de la Sociedad Civil, y Comité Conjunto de Especialistas del Gobierno y del Sector Privado sobre Comercio Electrónico. Los grupos negociadores y las tres instancias no negociadoras se reportan ante el Comité de Negociaciones Comerciales.

Actualmente Brasil preside el Grupo Negociador de Agricultura.

Desde la Cumbre de Miami (1994), Brasil y los otros Estados miembros del Mercosur actúan con cohesión y defienden posiciones comunes. No se ha llegado a ningún acuerdo con los Estados Unidos, país que continúa empeñado en configurar el ALCA en base al modelo del NAFTA, tratado que en su momento les permitió obtener preferencias tarifarias en detrimento de México y Canadá. Apoyado por sus socios del Mercosur, Brasil rechazó las presiones para aumentar la velocidad y la amplitud de los entendimientos con la finalidad de anticipar la fecha de inicio de la implementación del área de libre comercio, y no aceptó discutir determinados temas –como los segmentos de servicios, las inversiones extranjeras, las compras gubernamentales, los derechos de propiedad intelectual y la defensa de la competencia–.

Alegando la apertura del comercio, los Estados Unidos pretendían fijar importantes normas que atentaban contra la soberanía nacional de los países que las aceptaran, en tanto restringían la autonomía y la capacidad de decidir sobre las políticas a adoptar conforme a sus necesidades, puesto que el ALCA no sólo implicaba la liberalización del comercio sino la uniformización de las reglas tributarias, la regulación de la libertad de capitales y servicios, la regulación de las compras gubernamentales, de los subsidios y las regulaciones sanitarias y del proceso competitivo.

Con esas normas, los Estados Unidos pretendían, entre otros objetivos, impedir que los socios del ALCA adoptasen un régimen de protección de patentes –basado en la legislación norteamericana– y pudiesen definir –en el caso de las compras gubernamentales– márgenes de preferencia para las empresas nacionales, e incluso extranjeras, con sede en los países, abriendo forzosamente espacio a las corporaciones norteamericanas. Estos aspectos normativos –relacionados con los servicios e inversiones, las compras gubernamentales y la propiedad intelectual– incidían directamente sobre la capacidad reguladora de los países. Además, los Estados Unidos excluyeron de las negociaciones ciertos aspectos de importancia prioritaria –como los subsidios al agro y las medidas antidumping– y no se mostraron dispuestos a otorgar libre acceso a su mercado, el más grande del hemisferio, a aquellos productos en los que Brasil y sus socios del Mercosur ofrecían ventajas comparativas (sobre todo, aunque no exclusivamente, agrícolas).

La resistencia a aceptar acuerdos incompatibles con sus intereses nacionales llevó a Brasil y los Estados Unidos a un estancamiento –cuya repercusión fue profunda– en las negociaciones durante la Quinta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), realizada en Cancún (México) el 14 de septiembre de 2003. Brasil coordinó la formación de un bloque llamado G-21, liderando, en la OMC, a países emergentes como India, China, México, Sudáfrica e Indonesia que no estaban dispuestos a proseguir con la agenda –que sólo respondía a los intereses de las potencias industriales–. Los delegados de 146 países reunidos en Cancún no llegaron a ninguna conclusión respecto de los dos temas principales de la agenda, definidos en las reuniones de Singapur (1996) y Doha (2001).

El estancamiento en la reunión de la OMC significó una importante derrota para los Estados Unidos y puso de manifiesto las enormes dificultades que deberían afrontar las negociaciones del ALCA. Fue inevitable, a resultas de ello, el colapso de la reunión de la Comisión de Negociación Comercial (CNC), la instancia técnica de las negociaciones del ALCA, realizada en Puerto España (Trinidad y Tobago) entre el 1.º y el 3 de octubre de 2003. Tras los sucesivos fracasos de las negociaciones, el proyecto de los Estados Unidos para la implementación del ALCA antes de enero de 2005, según lo acordado en la Cumbre de Miami (1994), sufrió un colapso. 

por admin publicado 31/08/2016 12:02, Conteúdo atualizado em 03/07/2017 14:17